Las ciudades de la década de los 20 hasta los 30 evolucionarán de manera significativa, tanto por el hecho de la actual situación de pandemia y distancioamiento social, como por los avances tecnológicos.
Muchas personas están incorporando el teletrabajo y esto conlleva menos desplazamientos para ir a trabajar. Es más, significa que muchos arrendatarios no están dispuestos a priorizar determinada ubicación por motivos laborales.
Al mismo tiempo, ese ciudadano que trabaja todo el día delante de su PC en su casa-oficina, querrá dar respuesta a sus necesidades de cultura, ocio, bienestar y deporte que no puede cubrir de la forma en que se hacía antes. Los entornos con ambientes naturales empezarán a cobrar una importancia mayor de la que tenían antes de la crisis del Covid.
Por otro lado, el co-living, un nuevo formato de viviendas con zonas comunes compartidas, se espera que vaya cobrando cada vez más fuerza. Da la oportunidad a las personas de vivir de forma autónoma y asequible, con espacios para compartir y disfrutar.
El factor de la sostenibilidad cobra cada vez más fuerza en el mundo inmobiliario, y es un aspecto que los inversionistas deben considerar al tomar decisiones cara a futuro. Las propiedades que cuenten con una menor necesidad de mantenimiento resultarán en más atractivas, por razones ambientales y también económicas.
Por otra parte, comienza una fuerte tendencia al desarrollo de la agricultura urbana. Aparecen cada vez más en las grandes urbes los huertos integrados dentro de los propios edificios verticales. Esto se suma a que cada vez más edificaciones contarán con sus propios centros de ocio y entretenimiento.
La crisis financiera limita la posibilidad de que algunas personas puedan acceder a determinadas oportunidades de inversión. El crowdfunding inmobiliario, por esta razón, se presenta como una de las tendencias de la inversión inmobiliaria en 2021. El inversionista no necesita comprar la propiedad completa, y las cantidades mínimas para invertir con este modelo son mucho menores que el capital inicial que pide un banco para un crédito hipotecario.
El co-housing lleva tiempo existiendo, pero ahora los expertos en inversiones vemos una tendencia en alza. Como su propio nombre indica, co-housing significa compartir vivienda. El cohousing puede ser clave para facilitar a algunas personas los gastos de arriendo, las responsabilidades y las actividades compartidas. ¿El objetivo? Optimizar el espacio y reducir costos, compartiendo con más personas las cargas y aumentando también las oportunidades de acceder a una opción mejor que de otra forma sería inaccesible.
Del inglés "crowd" =multitud y "lending" =prestar dinero, el crowdlending vendría a ser una forma de crowdfunding aplicada a la prestación económica. En simple, se trata de una de las grandes tendencias de la inversión inmobiliaria en 2021 que consiste en invertir en hipotecas, es decir, ofrecer un préstamo con una propiedad como garantía.
El lucrativo negocio de los créditos, en un mundo interconectado como el de hoy, no tiene por qué ser exclusivo de los bancos. Las personas también tenemos la posibilidad de organizarnos entre nosotros, hacer un buen uso de las facultades legales que se nos otorga como ciudadanos, y en definitiva también ser partícipes del juego financiero.
El contexto actual económico que ya comenzó el año pasado está pasando por un deterioro global, un alto desempleo y en definitiva una contracción de la economía.
Al mismo tiempo, se está dando un cambio social significativo en la filosofía de las personas y su forma de vivir. Las personas apuestan cada vez más por una vida saludable, por potenciar la economía colaborativa y la construcción sostenible.
Aquellos inversionistas que sepan detectar estas tendencias y cambios profundos serán los que podrán conquistar el futuro de la inversión inmobiliaria.