El año 2020 que dejamos atrás fue histórico: la pandemia nos afectó a todos de una forma u otra a nivel mundial. Con todo, también el año nos trajo muchos aprendizajes. Por ejemplo, todos descubrimos que no había suficiente papel higiénico en los supermercados. También hemos podido comprobar que el año nos dejó lecciones de inversión inmobiliaria. Si sabemos aprovecharlo, podemos extraer claves sobre invertir en propiedades de la experiencia, como las que mencionaremos a continuación.
En la primavera de 2020, cuando todo empezó a desmoronarse, la primera que se vio afectada fue la Bolsa de todo el mundo. En cambio, hubo sectores como el de las bienes raíces que resistieron más estables. Sin duda invertir en un bien de valor intrínseco es una apuesta segura incluso en momentos de gran incertidumbre.
La pandemia mundial aceleró de forma extraordinaria la tendencia de digitalización de todos los sectores, incluido el de la inversión en bienes raíces. 2021 deberá ser el año de terminar de afianzar ese salto, con herramientas cada vez más adecuadas para un mundo en la nube, telemático e interconectado.
Las crisis llevan a las personas a plantearse lo esencial, eliminando lo superfluo. Las rutinas de distanciamiento social en 2020 hicieron que muchas personas reevaluasen lo que era importante, lo que querían más en sus vidas y lo que querían tener menos cuando las cosas volvieran a la normalidad.
En general el mundo inmobiliario se vio beneficiado del hecho de que las situaciones de emergencia social despiertan partes instintivas de los seres humanos. La necesidad de 'refugio' es algo básico de nuestra naturaleza, y el hogar representa este punto. Además, el valor de ciertas propiedades subiera, por ejemplo las zonas residenciales ajardinadas, los departamentos con terraza y otros bienes raíces con determinados puntos importantes en la vida de las personas.
Además, esto reforzó la seguridad jurídica y económica de este sector. La lección que se extrajo de 2020 en este sentido es que hay actores poderosos en la industria inmobiliaria que están dispuestos a tomar medidas para garantizar la estabilidad de este rubro durante períodos de incertidumbre.
No basta con funcionar en piloto automático, dando por hecho que todo será siempre como hasta ahora. El año 2020 nos enseñó que es importante ser previsores. Por ejemplo, si una persona de pronto perdió su empleo por causa de la pandemia, habría podido resistir mejor con un departamento en arriendo que le proporcionaba ingresos adicionales al salario. Diversificar se ha convertido en algo fundamental en un mundo cambiante como el que vivimos hoy.
Al comienzo de la pandemia, todos hacían sus predicciones sobre el impacto del coronavirus, la forma probable en que se desarrollaría y cómo afectaría al mundo. Vimos que en el sector inmobiliario muchos anuncioaron que las ventas se reducirían mientras la gente se quedaba en casa esperando que pasase la pandemia. Nuestra experiencia nos ha enseñado que las tendencias cambiaron, pero el mercado se ha mantenido vivo, y en algunas métricas creció de forma extraordinaria en 2020.
No existe tal cosa como el mercado inmobiliario y en un período de cambio social como el que vivimos, esto es más cierto que nunca. Ciertos subconjuntos de la economía se vieron fuertemente afectados de manera negativa por la pandemia y otros subconjuntos vieron mejorar las cosas en comparación con el año anterior. Por ejemplo, se produjo un notable crecimiento de la demanda de propiedades residenciales. También se potenciaron iniciativas como el crowdfunding inmobiliario o los mutuos hipotecarios, ya que las personas empezaron a pensar fuera de la caja.
Aunque 2020 fue un año para olvidar en muchísimos sentidos, no podemos infravalorar sus importantes lecciones. Nos sirven como inversionistas y también para la vida en general. Ojalá 2021 nos traiga mucha prosperidad, éxitos empresariales, así como salud y felicidad para todos.