Es muy similar al crowdfunding de capital en el sentido de que un inversor adquiere una participación en la propiedad generalmente a través de la adquisición de acciones de una sociedad. El inversor no necesita comprar la propiedad completa.
En cambio, el inversor adquiere un porcentaje, y gana una parte de los beneficios generados por la inversión inmobiliaria. Por ejemplo, cualquier ingreso generado por los ingresos de alquiler o cualquier beneficio producto de la venta se distribuiría a los inversores en directa proporción a su participación.
Entre las principales ventajas de este tipo de inversiones colaborativas, están:
No es necesario contar con grandes ahorros para invertir en propiedades, pero en el caso de las inversiones mediante crowdfunding inmobiliario esta ventaja se agudiza especialmente, ya que las cantidades mínimas son mucho menores que el capital inicial que pide un banco para un crédito hipotecario, por ejemplo.
Ya que con una sola inversión, en una sociedad que posea múltiples propiedades, idealmente en diferentes mercados, permite traspasar los beneficios de la diversificación, que normalmente estarían reservados sólo para grandes inversionistas.