Una vez que defines tu criterio de búsqueda de propiedades, es necesario que evalúes las alternativas de financiamiento con que cuentas antes de cerrar una transacción.
Recuerda que no tienes que ser rico para emprender en el mundo inmobiliario, sino que basta con que cuentes con un capital inicial y también con la capacidad de asegurar suficientes ingresos a futuro para cubrir los costos de la hipoteca.
La solicitud de créditos hipotecarios es lo más utilizado para la inversión inmobiliaria en Chile. No sólo es la opción tradicional en el rubro, sino que también las condiciones que existen para hacerlo en la actualidad son muy favorables.
Desde enero de 2016 a la fecha, las tasas bancarias se mantienen estables entre un rango de 3,2% y 4%. Asimismo, algunas entidades volvieron a financiar hasta un 90% cuando se trata de propiedades residenciales.
Sin embargo, el crédito no es la única opción. Hay diferentes soluciones financieras dependiendo de tu objetivo inmobiliario. Te las presentamos a continuación.
Crédito hipotecario tradicional
El crédito hipotecario o préstamo de dinero de parte de un banco a un particular para financiar la adquisición o remodelación de una propiedad, es hasta ahora la herramienta financiera más ocupada en el mercado.
Ya sea por los bajos intereses que actualmente ofrece la banca nacional o el hecho de que es un producto que puede financiar entre el 80%-90% de una propiedad, esta inversión a largo plazo sólo requiere del pago de un pie inicial a partir del 10% del valor total del inmueble.
Puede pactarse a un plazo de 15, 20, 25 o 30 años y las personas -ya sean naturales o jurídicas- que postulen a éste deben cumplir con ciertos requisitos, como tener buen historial financiero y certificar el empleo en caso de ser un trabajador dependiente, o tener un régimen de ganancias estable en el caso de trabajadores independientes.
Si es tu primera vez haciendo este tipo de inversiones, ten en consideración que no es necesario crear una empresa para solicitar crédito. Por lo general, las mejores condiciones crediticias son otorgadas a personas naturales.
Leasing habitacional
Para aquellos que no cuentan con dinero suficiente para pagar un pie, sin embargo tienen la seguridad de que generarán ingresos suficientes para cubrir los costos de una hipoteca, existe el leasing habitacional.
Este contrato de arriendo con opción de compra se puede solicitar a una sociedad inmobiliaria de leasing habitacional, la que adquiere una propiedad nueva o usada y la arrienda a un tercero por un período largo de tiempo a cambio de un pago mensual, otorgándole a éste la posibilidad de convertirse en el propietario una vez finalice su compromiso contractual.
Para solicitarlo sólo debes ser mayor de edad, estar inscrito en el Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu) y no ser propietario de ninguna propiedad suscrita a este beneficio.
Asimismo, debes tener en consideración que el inmueble no puede superar las UF 2.000 y que, en ese caso, podrás acceder al subsidio de leasing habitacional que ofrece el Estado y que cubre una parte de la cuota mensual que debes pagar a la empresa que te otorga el leasing.
Crédito directo con vendedor o inmobiliaria
Actualmente, las constructoras e inmobiliarias dueñas de propiedades a la venta están abriéndose cada vez más a la posibilidad de otorgar un crédito directo a las personas, ofreciéndoles a éstas la asesoría y servicio de gestión de las distintas posibilidades de créditos hipotecarios que hay en el mercado.
Pensado para aquellos inversionistas que cuentan con poco tiempo, pueden financiar entre 75% y 90% de la propiedad y reducir los costos operacionales que involucran la compra de la misma.
Conclusión
Ya sea que elijas un crédito hipotecario o directo o leasing habitacional para financiar tu propiedad, lo más importante a la hora de invertir es conocer el comportamiento que tienen los distintos tipos de bien raíz para elegir la mejor alternativa.
Así no sólo podrás calcular el retorno de inversión anual o porcentaje del monto total invertido con el que vas a contar en el período de un año para cubrir tu dividendo o hipoteca, sino que también serás capaz de proyectar tus primeras ganancias.
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