Ante épocas de crisis, cuando el sistema económico tambalea, aparece con más fuerza que nunca la necesidad de volver a lo básico, a lo más elemental. En esos momentos en que hay desconfianza en el mercado, en el valor de las cifras, de los datos, de los cálculos... lo que conviene es llevar el capital a instrumentos de inversión que tengan valor intrínseco.
Lo vimos en casos de crisis de hiperinflación como el de Argentina o Venezuela. En esos contextos, cualquier ahorro o depósito a plazos, en fondo mutuo u otros, perdería casi el 100% de su poder adquisitivo. Un escenario donde alguien tenga 100 millones de pesos en su cuenta corriente, y entramos en un período de crisis financiera, y de inflación, el billete no tendría casi ningún valor.
Tener el dinero, la riqueza de uno, en el papel, es mucho más incierto y arriesgado en esos momentos críticos que destinar el capital a bienes con valor real y tangible, como el metal (el oro, la plata...) y los bienes raíces. Podría hundirse el valor de la moneda, pero un lingote de oro o una casa seguirían siendo bienes indiscutibles, con valor real.
Los bienes raíces, al estar vinculados a la deuda, aún suponen una mayor ventaja, porque las personas en tiempos de crisis lo que quieren es tener deuda, no tener ahorros.
En chino la palabra 'crisis' se traduce como 'Wei Ji'. Esta palabra está formada por dos caracteres. El primero es Wei, que significa peligro y el segundo es Ji, que significa oportunidad. Muchas veces en la vida es así, que de situaciones difíciles emergen nuevos brotes de esperanza, de creatividad, de oportunidades. Como dice el proverbio, 'La vida no se trata de esperar a que acabe la tormenta; sino aprender a bailar bajo la lluvia.' Solo los que estén atentos y positivos, podrán transformar la situación en ocasión de aprendizajes y crecimiento.
La vida no consiste en esperar a que acabe la tormenta; sino en aprender a bailar bajo la lluvia.
Más allá de que muchos inversores y desde Propital veamos claro que en estos tiempos inestables se presenta una ocasión para invertir, aún muchas personas por la incertidumbre deciden venderse propiedades que normalmente no lo harían, y esto hace que surjan oportunidades interesantes.
Dicho todo esto, vivimos tiempos de tensión, de dificultad y de incerteza, pero bajo mi punto de vista se trata de algo coyuntural que está ocurriendo, pero que paulatinamente volverá a la normalidad. Así lo espero, y lo deseo para todos nosotros. De hecho esto también favorece al sector inmobiliario, porque es uno de los que primero se recupera tras las crisis, justamente por el valor intrínseco de los bienes raíces.
No es momento para desaprovechar, ni para dejar de luchar por los sueños propuestos. Es momento de encontrar alternativas, de empoderarnos, de ser más creativos, de aprender de las nuevas situaciones y de ver más allá.