“El camino hacía la riqueza depende fundamentalmente de dos palabras: trabajo y ahorro.” Benjamin Franklin
Por supuesto que los regalos ilusionan: el dinero no es nada malo como muchos piensan, solo es la representación de un valor. El problema comienza cuando el dinero controla nuestra vida, en vez de ser un medio para un fin. Se trata de disfrutar las navidades sin que se conviertan en un lastre los meses siguientes. En otras palabras, la idea es tener una feliz navidad y también un feliz 2017, y por eso ahorrar es importante.
Imagina que has pensado cuánta partida presupuestaria vas a dedicar a cada regalo y cada fiesta, en ese caso si sales a comprar, filtras aquello que entra dentro de tu planificación. En cambio, si no calculas cuánto puedes gastar en función de tu economía, puedes acabar por comprar por impulso.
Ahorrar no es solo guardar, sino saber gastar de manera más inteligente.
Llevar una cuenta personal o familiar requiere planificación, para no tomar decisiones precipitadas. Está demostrado que muchas veces compramos por impulso, pero si uno se ha organizado previamente, es más fácil que sirva a sus verdaderos fines.
Incluye en tu planificación una partida para el ahorro. Todos los expertos en finanzas coinciden en la importancia de ahorrar, y normalmente la cifra recomendada es de un 10% de los ingresos. ¿Te has parado a pensar cuánto quieres tener ahorrado al final del año?
El ahorro te permite mucha más libertad financiera, porque así puedes tomar decisiones que supongan un salto de escala en tus ingresos y estilo de vida. No ahorrar nunca se traduce en vivir de manera reactiva, sobreviviendo al día a día, sin poder tener metas más allá.
Muchas personas recomiendan ahorrar gracias a cupones y descuentos. Es cierto que algunas veces suponen un ahorro, por ejemplo en el caso de que quieras comprar un producto y coincida que está en promoción. El problema es que muchas veces uno acaba comprando algo solo por la promoción, así que se crea necesidades donde no las tenía.
La libertad financiera comienza con un cambio en la forma de vivir el consumo y el dinero. ¿Eres reactivo o proactivo en tu forma de gastar? Aprovecha las sinergias que se presenten, pero define tus propios objetivos de gasto y no dejes que ninguna distracción te aleje de tu foco.
A menudo nos distraemos de lo realmente importante, lo que nos hace felices a todos en realidad: familia, amor, salud… No estamos para el dinero; el dinero está para nosotros.
Las navidades son tiempos ideales para disfrutar de la familia y de los momentos juntos: cantar, jugar, pasear, ver una película…
No todo supone un gasto, y es probable que si disfrutamos más de aquello que no cuesta dinero, nuestras necesidades de consumo se reduzcan. Además, es una oportunidad ideal para dar ejemplo a los más pequeños, pues los niños aprenderán a disfrutar con lo más importante.